jueves, 29 de noviembre de 2007

Comentario de texto. La generación poética de los años 60


“Jaime Gil de Biedma y las confidencias vitales” /A. G. C.

Compañeros de viaje de Jaime Gil de Biedma (1929-1990) es uno de los libros emblemáticos de la poesía española de los años 60. Inaugura una tendencia poética que tiene sus antecedentes inmediatos en Antonio Machado, Luis Cernuda, la poesía inglesa de T.S.Eliot o Wallace Stevens y el tono conversacional de la poesía social de Celaya y que da en llamarse “poesía de la experiencia”.

Comparte la denominada “generación del medio siglo” con Angel González, Carlos Barral, José Agustín Goytisolo y José Angel Valente. Como suele ocurrir, cada uno de ellos es dueño de una personalidad y un estilo muy acusados. Con todo, comparten algunos rasgos: a) sufrieron las consecuencias de la Guerra Civil, pero no participaron en ella; b) publicaron sus primeros libros en torno a 1955; c) sus principales referentes poéticos son Antonio Machado, Aleixandre, Neruda y César Vallejo, al tiempo que autores de la literatura europea;
Se distinguen en ellos dos etapas. La década de los 50 es la de la reafirmación del compromiso literario, la denuncia de la dictadura, el rechazo del mundo burgués, la estructura narrativa del poema, etc. En los años 60, los poetas realistas pondrán su acento en los temas subjetivos, muestran mayor preocupación por el lenguaje, más lírico y más cuidado, y conciben la poesía como forma de conocimiento y no tanto como comunicación.

El caso de Gil de Biedma es especial entre el de sus compañeros. Nacido en Barcelona en 1929 en el seno de una familia de la alta burguesía, inició sus estudios de Derecho en Barcelona y los continuó en Salamanca, por cuya universidad se licenció. Su poesía, de tono elegíaco, enlaza con la de Vallejo, Antonio Machado y con el delicado erotismo de Cernuda. Aunque su obra no es muy extensa, es una de las que más influencia ha ejercido en las generaciones recientes. Su primer libro, Según sentencia del tiempo, se publicó en 1953. Luego aparecieron Compañeros de viaje en 1959, En favor de Venus en 1965, Moralidades en 1966, Poemas póstumos en 1968, Las personas del verbo en 1975 y 1982, donde recoge su poesía hasta esas fechas. Escribió agudos ensayos literarios, y después de su muerte se editó un diario suyo, Retrato del artista. Murió en Barcelona en 1990.

“Infancia y confesiones”

Dedicado a Juan Goytisolo, es uno de sus poemas más conocidos. Constante en la obra poética de Jaime Gil de Biedma, es el sujeto lírico en primera persona, un yo que deja claro cuál es su preocupación fundamental ante el ejercicio estético: la expresión de la intimidad, de la interioridad, haciéndolo –además- en un tono en que se unen confesión y meditación. Significativa es la alusión al “vosotros” (“algunos años antes de conoceros”). Así pues, tenemos a un poeta que se vale de la poesía para conocerse, como una vía de conocimiento de sí mismo, una revelación de la identidad personal, y al tiempo como forma de comunicación en tanto dirige el discurso a los “compañeros de viaje”. Se dan cita en él la “minoría” inteligente juanramoniana y la “mayoría” fraternal de Machado o Blas de Otero.

“Infancia y confesiones” es claro desde el título. Desde la madurez recuerda –elegíaca, pero vitalmente- sus años infantiles, los años de su “pequeño reino afortunado”. Lo hace –se dice- con cierta vergüenza de clase, como lamentando de alguna forma su riqueza: “Mi familia/ era bastante rica y yo estudiante”; “todo ligeramente egoísta y caduco”; “Yo nací /(perdonadme) en la edad de la pérgola y el tenis”. Es la infancia de un privilegiado que reconoce que “algo sordo perduraba a lo lejos”, “las historias penosas”, las “caras tristes”, “los sótanos sombríos” de una España que huele aún a guerra civil, a pobreza, a miseria y a miedo.

Confiesa Gil de Biedma que desde la infancia “a menudo pensaba en la vida”. Esa mirada vital lo define como poeta de la experiencia. Lo hace desde la naturalidad y la elegancia expresivas. El tono conversacional apenas deja lugar para una retórica buscada o recargada. Apenas haya adjetivos. Se impone un tono narrativo en la línea de la memoria recobrada y la meditación sobre ella.
Utiliza versos heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos, al más puro estilo clásico, garcilasiano o machadiano. Por lo demás, se vale del verso sin rima, apoyando el ritmo en pequeñas repeticiones de palabras y estructuras y en recurrencias temáticas que confieren la precisa unidad al texto.
Junto a José Agustín Goytisolo, José Angel Valente y Claudio Rodríguez representa la esencia de la poesía española en libertad.

1 comentario:

Jaime dijo...

¡Hola! Apenas halla adjetivos (¿o apenas hay adjetivos?).

Saludos :)